jueves, 22 de agosto de 2013

No me acostumbro (Reflexión sobre proyectos autogestionados en Francia)


“La crise impose démocratiquement son état de siège comme jamais aucun régime totalitaire n´a pu le faire. L´appareil de propagande est tout entier voué à nous persuader de l´imposibilite d´inventer d´autres mondes”
(Redacción de CQFD journal, nº 111 Mai 2013; www.cqfd-journal.org)
“El mundo posee ya el sueño de un tiempo del que ha de alcanzar ahora la conciencia, para vivirla realmente” (Guy Debord, “La sociedad del espectáculo”)
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Reflexión realizada durante el Seminario sobre el capitalismo de los anarquistas españoles impartido por Myrtille en Longo Maï el martes 13 de agosto de 2013.
(Este texto que comparto es una reflexión personal referida al seminario al que asistimos, pero también a la experiencia que ha supuesto el viaje realizado por Francia desde el 16 de julio hasta el 17 de agosto de 2013 visitando los siguientes proyectos autogestionados y/o libertarios de acción y/o de reflexión:
 París:
Librería Quilombo: http://www.librairie-quilombo.org
Librería Público: http://www.librairie-publico.com
Nantes:
Zad de Notre Dame des Landes: http://zad.nadir.org/?lang=es
Besseges:
Colectif La Vieille Valette: http://collectif.valette.free.fr
Lyon:
Librería La Gryffe: http://lagryffe.net
Escuela alternativa “Primevère”: http://www.ecole-primevere.org
-Forcalquier:
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Le comentaba a Jose el otro día que, después de la experiencia del movimiento de las acampadas del 15M me resultaba muy difícil, en el trabajo, por ejemplo, concebir que las decisiones no se tomaran en asamblea, argumentándose y defendiéndose en común.
Cuando convives en un modelo de vida, siendo el ser humano un animal adaptable por naturaleza, es fácil acostumbrarte. Sin embargo hay cosas de este Sistema a las que no me acostumbro y, conforme más lo miro desde fuera, desde estos entornos que ahora visitamos, descubrimos y vivimos, más consciente soy de que somos animales domesticados en un entorno artificial y ajeno.
No me acostumbro a los parques temáticos del turismo. A las ciudades museificadas. Avignon es una pequeña ciudad amurallada que, lejos de reflejar el carácter medieval de sus orígenes en tradiciones recuperadas, como vivimos en las fiestas de Souvigny (moneda complementaria, sopa popular a precio libre, la recreación de la vida, modos y costumbres cotidianas de los gremios y comunidades) o cercanas al renacimiento en un entorno más burgués como es Grignan (la piratería, el comercio de intra-muros), no es más que un enjambre de grupos de japoneses con cámara que se acercan a una espectacular visión en 3D de recreaciones pictóricas de Monet, Van Gogh, etc, convertidos en fetiches coleccionables en chapitas e imanes de nevera. No me acostumbro a las terrazas de consumo, a las ciudades donde lo único que puedes hacer es comer o comprar souvenirs.
Dice Guy Debord en “La sociedad del espectáculo”:
La lucha entre tradición e innovación, que es el principio interno de desarrollo de la cultura en las sociedades históricas, sólo puede continuar merced a la permanente victoria de la innovación. (…)
La cultura procede de la historia, que disolvió el tipo de vida del viejo mundo pero, en cuanto esfera separada, no es aún otra cosa que una interpretación y una comunicación sensible que sigue siendo parcial.”
Myrtille, experta en historia del anarquismo en la guerra civil española, nos explica ahora, en un francés que ya casi entiendo, cómo se perdieron las colectividades, en una época en la que los campesinos poseían las propias tierras que trabajaban, en la que todo era de todos, a lo que se oponía el gobierno republicano en el poder, que defendía la propiedad privada, traicionando la revolución, junto a los propios ministros de la CNT, para defender la militarización y el objetivo primordial de ganar la guerra (1). Myrtille nos explica qué sucedió cuando la gente que se rebeló porque no quería ni el golpe de Estado de Franco ni la República, sino las colectividades, porque no querían el capitalismo, porque no querían este Sistema que obligaba a luchar bajo el lema “trabaja más y mejor”, tuvieron que alistarse o desertar.
Aquellas personas querían otro mundo en el que la producción no fuese una esclavitud asalariada, la que vivimos hoy, que sólo te deja tiempo para llegar agotado a casa tras 8 horas de productividad para otros, sin tiempo de vivir y disfrutar de los tuyos. Defendían una experiencia de vida como la que hemos vivido hoy en Longo Maï, trabajando en el campo de 7 a 9 y media para luego asistir a este seminario y comer y dormir y acceder a una biblioteca a precio libre, el que tu eliges en virtud de tus necesidades, posibilidades y criterio del valor hacia el trabajo de los demás y que compartes colaborando con horas en la cocina, en la limpieza, el mantenimiento o la construcción, en la difusión, en la lectura, en el debate. 
Esta mañana hablábamos con Paul, antropólogo británico, que nos contaba cómo el uso de la moneda y el trueque no son lineales en la historia como pensamos. La moneda no accede sobre el trueque por la evolución del comercio o la economía, sino que el trueque surge tras la crisis de la moneda como sistema económico. Ahora, en el seminario, nos explican cómo el origen de la moneda podría estar en la sustitución de los sacrificios religiosos de personas y/o animales por monedas. La manipulación de la historia es casi tan importante para el mantenimiento de la mentira que es este Sistema como la manipulación mediática. Los medios de comunicación sólo muestran en pantalla experiencias de asociaciones promovidas por el Área de la mujer o bienestar social de los Ayuntamientos, noticias contadas desde un punto de vista tan condescendiente y paternalista que casi da nauseas. No se habla de la fórmula que se sigue desarrollando en los pueblos, de cómo la economía no rentabiliza los excedentes ofreciéndolos a familiares o vecinos, donde quien tiene de sobra da sin esperar recibir, y quien no tiene acaba recibiendo. Eso es impensable en el mundo en el que nos educan, para que siempre rentabilicemos el esfuerzo, la generosidad e incluso el cariño.
De todo esto hablamos esta mañana mientras recolectamos calabacines. En sólo 2 horas y media de trabajo agrícola he tenido más enriquecimiento intelectual, aprendizaje y reflexión que en 12 años de trabajo en la enseñanza con mis compañeros. Jose recuerda las jornadas de trabajo con su hermano hablando de Nietzsche. La anulación del espíritu crítico, del debate y de la puesta en duda de las bases que nos sostienen forman parte del diálogo vacío que impera en nuestra sociedad-espectáculo y que Guy Debord ha llamado la “comunicación de lo incomunicable”. Porque el trabajo asalariado es una producción tan intensa y egoísta que no da opción a intercambiar experiencias, vidas, conocimientos. Consiste en producir mecánicamente para otros y limitar la vida a sobrevivir.
Quienes defendían que la vida no consiste en sobrevivir, cuando colectivizaron tanto los campos como las fábricas, fueron obligados a ir al frente a luchar por el mismo absolutismo que hoy nos asfixia a deudas y nos obliga a encerrarnos entre los muros exclusivos de nuestros lujos no elegidos, a los que nos hemos acostumbrado, en los que hemos sido domesticados, y que suponen el mismo precio sobre la vida libre, natural y humana, tanto en la dictadura como en la República o en la democracia del pacto de izquierdas que supuso la Transición.
Esta es otra historia diferente a la que me contaron en la Escuela, en mi mundo. Porque, como dice Guy Debord, “Los dueños de la historia han dado al tiempo un sentido: una dirección que es también una significación”. Comencé este viaje leyendo “Rebelión en la Granja” de George Orwell, y es ahora, cuando con mi mal francés, puedo llegar a comprender lo que no se explica en mi país, porque está vetado, mal visto, tergiversado. Es ahora cuando, casi sin entender, entiendo. Es ahora cuando comienzo a tener cada vez más claro que las cosas no son como son, no han sido siempre como son ni tienen por qué serlo. Las sociedades frías de las que habla Debord se estructuran bajo el dictado de un tiempo irreversible y estático, que no contempla la historia ni la movilidad de los acontecimientos: “La historia universal se ha convertido en realidad porque el mundo entero se ha unido bajo el despliegue de ese tiempo”, pero, y esto ocurre también con la historia, “el tiempo que se afirma oficialmente en toda la extensión del planeta como el tiempo general de la sociedad, y que no tiene más significación que la de los intereses particulares que lo constituyen, no es más que un tiempo particular.”
La sociedad, las estructuras, el orden del mundo en el que vivimos, se debe a las visiones particulares de unos pocos, obedece a los intereses particulares de unos pocos, y nosotros hemos elegido creer que es ésa la única opción posible, sí, hemos pagado el precio de nuestras elecciones y de nuestra comodidad, permaneciendo necios, desinformados, engañados, hemos elegido permanecer domesticados y adormecidos por la propaganda y los neones.
Es ahora cuando creo con más fuerza que la libertad de dentro se gana leyendo, compartiendo, viviendo. Y es por eso que, después de lo vivido, no puedo acostumbrarme a seguir sonriendo como si nada ocurriera, inmersa en cualquiera de los métodos en los que nos educaron para no pensar, para no conocer, para no luchar: la adicción al trabajo en el que asumes responsabilidades que sólo benefician a quien te asfixia, la adicción al ocio fácil y vacío, consumista, que conforma parques temáticos seriados y mercantilizados, narraciones repetitivas de la ilusión de un Estado del Bienestar que hoy, por mucho que lo queramos recuperar, ya no existe. La adicción al individualismo ególatra que redunda en acumulación egoísta y vacío interior, suma de usos de artículos, suma de usos de personas que nunca son propias, cercanas, ni vividas. La adicción a sustancias y comportamientos que dan lugar a esas grandes enfermedades modernas de este mundo enfermo y que sostienen con sus mentiras medicalizadas los de arriba para que siempre seamos esclavos.
En Longo Maï llevan 40 años viviendo de otra manera. En La Vieille Valette llevan 20 años viviendo de otra manera. Recuperar la vida es posible. Y yo ya no me acostumbro a concebir sucedáneos de supervivencia como si fueran la Vida.
En Longo Maï se habla de política, se hace política. En La Grée se debate sobre política y se apoyan otras luchas. En Nôtre Dame-des-Landes se actúa y se piensa. En Chez Rita se lucha contra la gentrificación, se crea comunidad y cultura popular. En La Transfo se hacen asambleas, se integran y defienden proyectos, se hace política. No son parques temáticos de hippies en el campo. No son nidos de alimañas que roban. Son modelos de vida que hay que venir a conocer y a compartir, para que la historia, el tiempo y la propia vida no estén regidos sólo por versiones-visiones parciales, particulares y ajenas. Ser autónomo supone correr el riesgo de tener experiencias propias, ideas propias, correr el riesgo de tener las riendas, para que no sean otros quienes decidan qué y cómo vives, qué mentira tragas, compras, consumes. Porque la vida no es sólo producir y consumir. Porque la vida no tiene precio y se comparte. 
(Elena)

NOTA (1): De Myrtille. "La Izquierda Republicana estaba ya al poder (gobierno central Madrid) en julio de 36 después de las elecciones de febrero dentro de un frente popular con el PSOE, L'union republicana (UN) PCE. Por lo que toca a la política opuesta a las colectividades, destaca este conjunto de partidos donde sobresale el PSOE de Caballero, y de Negrín."

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